Fue unos meses antes de que la pesadilla empezara. Sentada
con mi computadora en casa. Seguramente con bastantes cosas dándome vuelta en
la cabeza. Exceso de pensamientos reiterativos. No recuerdo que estaba haciendo
ni que mantenía mi mente ocupada, solo se que mirando el monitor todo empezó a
girar como si estuviera en una calesita. Quieta, con la mirada fija. Sentí que
todo giraba alrededor mío sin parar. Sentí que me iba a morir. Lo único que
pude hacer fue gritar “mamá, vení a ayudarme”.
Me tiré al piso porque creía que me iba a caer de la silla,
y si me iba a morir o a desmayar, en el piso sería menos trágico. Mi mamá vino,
le pedí un abrazo y solo le dije “estoy mareada, me voy a morir”. Y lloré mucho
rato sin parar abrazada a mi mamá, hasta que se me pasó.
Ese fue mi primer episodio con los ataques de pánico.
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